Dejé de comer después de cenar y perdí 6 kilos - resulta que no era cuestión de fuerza de voluntad

Rebeca, de 34 años, es diseñadora autónoma y madre soltera de dos hijos. Tiene una regla: por muy ajetreado que sea el día, la familia siempre se sienta a cenar junta. Es su momento de tranquilidad en una jornada llena de plazos, recogidas al colegio y decisiones constantes.

Pero durante mucho tiempo, sus tardes no terminaban ahí.

Una vez que los niños se dormían y la casa por fin quedaba en silencio, se sentía inquieta... ¡y con hambre! Volvía a la cocina en busca de un aperitivo salado o dulce.

La comida calmaba el hambre, pero la dejaba sintiéndose culpable, demasiado nerviosa para dormir y agotada al día siguiente. Con el tiempo, empezó a notarse, especialmente en el vientre y los muslos.

Lo que comenzó como una forma sencilla de relajarse se convirtió en una rutina nocturna tóxica de la que no podía deshacerse.

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Demasiado cansada para pensar, demasiado nerviosa para dormir

El picoteo por la noche comenzó como un consuelo, pero rápidamente se convirtió en una trampa.

«Ni siquiera estaba segura de tener hambre», dice. «Solo quería relajarme».

La mayoría de las noches, buscaba algo dulce. Calmó el antojo, pero elevó el nivel de azúcar en la sangre, lo que la hizo quedarse mirando al techo, completamente nerviosa y cuestionándose todo.

Mirando atrás, se da cuenta de que era inevitable que acabara pasando. «Básicamente, estaba añadiendo una comida extra cada noche, así que, claro, tenía consecuencias».

Engordó 9 kilos sin darse cuenta. El agotamiento, el sueño inquieto, 'los michelines'... Todo se fue acumulando poco a poco, pero se quedó ahí y dañó su autoestima.

El descubrimiento que cambió la perspectiva

Rebeca lo intentó todo para resistir los antojos nocturnos. Se lavaba los dientes temprano, tomaba infusiones e incluso se acostaba antes. Pero nada funcionaba.

«Incluso cuando no cedía, no podía dormir», dice. «Me rugía el estómago y no podía dejar de pensar en la comida».

Entonces, una noche, mientras navegaba por internet, se topó con un artículo sobre el GLP-1, una hormona que ayuda a regular la sensación de saciedad.

Descubrió que el GLP-1 desciende de forma natural por la noche, lo que puede provocar antojos y picoteo nocturno.

Por primera vez, sintió una sensación de alivio. «No era todo mi cabeza. Mi cuerpo realmente funcionaba de forma diferente por la noche».

GLP-1 no es sólo para famosos: existe una forma natural de potenciar el GLP-1

Al día siguiente, Rebeca se reunió con su hermana menor para tomar un café y le comentó lo que había leído sobre la hormona GLP-1.

«Me miró y se rio, como si hubiera estado viviendo bajo una roca», cuenta Rebeca.

Su hermana le explicó que todo el mundo hablaba del GLP-1, especialmente las famosas que utilizaban inyecciones de semaglutida para perder peso rápidamente. Pero también le advirtió que esas inyecciones tenían una larga lista de efectos secundarios desagradables.

«Por suerte, hay otras formas de potenciar el GLP-1 de forma natural», dijo su hermana.

Fue entonces cuando le presentó a una amiga que trabajaba en Sensilab, una empresa conocida por sus suplementos limpios y respaldados por la ciencia.

«Siempre están desarrollando algo nuevo», le dijo su hermana. Unos días más tarde, esa amiga le habló a Rebeca de un nuevo producto que estaban probando: una bebida diseñada para aumentar de forma natural los niveles de GLP-1 por la noche para favorecer la saciedad después de la cena, reducir el picoteo nocturno y promover un sueño reparador.

Poco después, Rebeca comenzó a tomar el producto Slimmium Night Burner GLP-1.

Su cuerpo finalmente recibió el mensaje de dejar de comer

La primera noche, Rebeca mezcló el polvo en un vaso de agua y se lo tomó 15 minutos antes de cenar con sus hijos.

No esperaba mucho, pero a mitad de la cena, dejó el tenedor. «No me lo podía creer», dice.

Le preocupaba que el hambre volviera con más fuerza antes de acostarse. Que las antiguas ansias volvieran a aparecer alrededor de las 10 de la noche.

Pero no fue así. Y, por primera vez en meses, se acostó sin volver otra vez a la cocina.

Se sentía saciada y por fin empezó a dormir bien 

Esa primera noche tranquila se convirtió en otra... y otra. En una semana, Rebeca se dormía más rápido y se despertaba con más claridad. Los antojos nocturnos no volvieron, y tampoco la culpa.

Su cuerpo se sentía más ligero, su mente más tranquila. Sus vaqueros le quedaban mejor y el número en la báscula comenzó a bajar lentamente. Pero lo más importante era que también lo hacía la presión que había estado ejerciendo sobre sí misma durante meses.

«No se trataba solo de perder peso», dice. «Se trataba de recuperar mis tardes y mi paz».

Ya no contaba calorías, ni luchaba con su mente, ni se quedaba despierta y frustrada. Simplemente, vivía su vida normal sin darle demasiadas vueltas a las cosas.

Duerme mejor – Quema más grasa – Despierta más ligero

A medida que los niveles de GLP-1 disminuyen por la noche, tu capacidad para sentirte saciado también disminuye. Slimmium Night Burner GLP-1 favorece la sensación natural de saciedad, reduce los antojos, ayuda a quemar grasa durante la noche y favorece un sueño reparador.

  • Aumenta la saciedad en 15* minutos.
  • Reduce la ingesta de alimentos en un 47* %.
  • Aumenta los niveles de GLP-1 en 2* veces.
  • Reduce la hormona del hambre en un 67* %.
  • Reduce la grasa visceral en un 16,3* % en 1 mes.
  • Reduce la cintura en 2,2* cm y los muslos en 1,2* cm.
  • Favorece el sueño reparador y la quema de grasa durante la noche.

Hay una forma mejor de acabar el día

Ahora, mirando atrás, Rebeca se da cuenta de que pasó muchas noches enfrentándose a sí misma, luchando contra los antojos, culpando a su fuerza de voluntad e intentando engañar a su propio cuerpo.

Pero lo que necesitaba no era más control. Era el apoyo adecuado.

«Una vez que entendí lo que estaba pasando realmente, pude dejar de castigarme», dice. «Lo cambió todo».

Perdió 6 kilos sin hacer nada diferente, solo escuchando lo que su cuerpo necesitaba en el momento adecuado.

Sigue estando muy ocupada, compaginando el trabajo y la maternidad, pero ahora sus tardes son diferentes. Más tranquilas. Más ligeras. Suyas.

«Ojalá hubiera sabido antes que había una forma de calmar los antojos, dormir mejor y volver a sentirme yo misma», afirma.

¿Y qué mensaje tiene para los que se encuentran atrapados en ese mismo ciclo agotador?

«No siempre hay que esforzarse más para ver resultados. A veces, solo hay que escuchar lo que te dice tu cuerpo y darle el apoyo que necesita».

Recupera el control de tus tardes

*Exención: los efectos del producto pueden variar entre individuos y pueden diferir de los descritos en el sitio web. Nuestros productos no están destinados a prevenir, tratar o curar ninguna enfermedad o dolencia grave. Es importante mantener una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable.