¿Qué es la menopausia prematura?

Cuando hablamos de menopausia prematura o precoz, nos referimos a que el ciclo menstrual de una mujer llega a su fin entre los 40 y los 45 años. Si esto ocurre antes de los 40 años, entra en la categoría de insuficiencia ovárica primaria (IOP). Esta última afección no es tan rara como podría pensarse, ya que afecta a alrededor del 3,5% de la población femenina. En cualquier caso, es importante tener en cuenta que los cambios fisiológicos asociados a la menopausia pueden empezar varios años antes de que cese por completo la menstruación, por lo que es beneficioso que las mujeres estén atentas a los primeros signos.

Las causas de la menopausia prematura

Las causas de la menopausia prematura pueden ser polifacéticas. En un número significativo de casos, hasta el 90%, no se puede determinar la causa exacta. Sin embargo, existe un claro vínculo genético; si tu madre o tu hermana tuvieron una menopausia precoz, las probabilidades de que tú también la tengas son mayores. Otras causas son:

• La menopausia quirúrgica, que se induce mediante la extirpación de los ovarios o el útero. Sus efectos pueden ser más pronunciados, ya que se producen de repente en lugar de gradualmente a lo largo de varios años.
• Los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia y la radioterapia, que pueden afectar a la función ovárica y provocar una menopausia prematura.
• Enfermedades autoinmunes, en las que el sistema inmunológico del cuerpo se ataca a sí mismo por error, afectando a los órganos reproductores.
• Origen étnico, ya que algunos estudios indican que la menopausia precoz es más frecuente entre las mujeres no blancas, sobre todo las de ascendencia asiática.

Cuáules son los síntomas de la menopausia prematura

Los síntomas de la menopausia prematura coinciden principalmente con los que se experimentan durante la menopausia natural y pueden incluir: 

• alteraciones en los patrones de sueño, a menudo debido a sudores nocturnos,
• aumento de peso, sobre todo en la zona abdominal, 
• sensación general de fatiga, que puede ser consecuencia directa de la mala calidad del sueño,
• sofocos y sudores nocturnos, que son sensaciones repentinas e intensas de calor que pueden resultar incómodas y molestas,
• molestias articulares, al disminuir la hormona estrógeno, que desempeña un papel en la reducción de la inflamación y el mantenimiento de la lubricación articular. 
• dificultades cognitivas, a menudo denominadas "niebla cerebral", que abarcan una serie de síntomas que van desde la falta de memoria a los problemas de concentración,
• fluctuaciones emocionales, como aumento del estrés, ansiedad y sentimientos de depresión,
• reducción del deseo sexual, que puede atribuirse a los cambios hormonales y a los síntomas físicos de la menopausia,
• cambios en los patrones menstruales, que suelen ser el primer signo perceptible de la transición a la menopausia.

Diagnosis

Si tienes menos de 45 años y experimentas síntomas menopáusicos, tu médico de cabecera puede sugerirte un análisis de sangre para medir el nivel de la hormona foliculoestimulante (FSH), que tiende a aumentar a medida que se acerca la menopausia. Evaluando tus niveles de FSH, tu médico de cabecera puede determinar si es probable que tus síntomas estén relacionados con la menopausia. Esta prueba suele repetirse al cabo de cuatro a seis semanas y puede ir seguida de otras pruebas para determinar si tus síntomas están probablemente relacionados con la menopausia.

¿Se puede tratar la menopausia prematura?

Aunque la menopausia prematura no puede invertirse, sus síntomas pueden controlarse, con la excepción de si deseas ampliar la familia, en cuyo caso puede ser necesaria la ayuda de un especialista.

El tratamiento suele incluir terapia hormonal sustitutiva (THS) o el uso de píldoras anticonceptivas para equilibrar las hormonas y aliviar los síntomas. Estos tratamientos también sirven para reducir el riesgo de problemas de salud a largo plazo asociados a la menopausia prematura, como la osteoporosis y las enfermedades cardiovasculares. 

Los riesgos para la salud de la menopausia prematura

La menopausia precoz o prematura es algo más que el final prematuro de la menstruación. De hecho, puede tener consecuencias importantes para tu salud a largo plazo:

Osteoporosis: enfermedad caracterizada por huesos frágiles y finos, que los hace más susceptibles a las fracturas. Los estrógenos desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la densidad ósea, y su reducción durante la menopausia precoz puede aumentar el riesgo de osteoporosis. Por este motivo, tu médico de cabecera puede remitirte a una examen de densidad ósea (DEXA) para medir la resistencia de tus huesos y evaluar el riesgo de fracturas.

Enfermedades cardíacas: los estrógenos también contribuyen a la salud cardiovascular, regulando la tensión arterial y los niveles de colesterol y evitando la acumulación de placas arteriales. Con la aparición de la menopausia prematura, la disminución de estrógenos puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiaca.

Problemas de fertilidad: la menopausia precoz puede afectar a la fertilidad, planteando dificultades a quienes desean concebir. Los especialistas en fertilidad pueden ofrecer orientación y opciones de tratamiento, como la fecundación in vitro (FIV). Para las que han planificado con antelación, el uso de óvulos almacenados puede ser una opción viable.

Riesgo de cáncer de mama: la preocupación por la relación entre la menopausia prematura, la terapia hormonal sustitutiva (THS) y el cáncer de mama es bastante común. Sin embargo, las investigaciones indican que la menopausia prematura puede estar asociada a un menor riesgo de cáncer de mama, y este riesgo puede disminuir aún más manteniendo un peso saludable.

Afrontarse a la menopausia prematura

No hay que subestimar el impacto psicológico de la menopausia prematura. Puede ser especialmente angustiosa para las mujeres que no han tenido la oportunidad de tener hijos o que tienen planes diferentes para sus años reproductivos. 

Los estudios han demostrado que las mujeres que entran en la menopausia antes de los 40 años suelen experimentar mayores niveles de depresión y estrés, junto con una disminución de la autoestima y de la satisfacción general con la vida, en comparación con las que entran en la menopausia a principios de los 50 años. Estos retos emocionales se ven agravados por los síntomas comunes de la menopausia, que incluyen fluctuaciones del estado de ánimo, ansiedad y estrés, lo que puede exacerbar los sentimientos de angustia.

Dados estos retos, es fundamental recibir la atención y el apoyo adecuados. Crear una red de apoyo que incluya amigos, familiares y profesionales sanitarios puede ayudar durante este periodo.

Además, leer sobre las experiencias de otras mujeres en la menopausia prematura puede proporcionar consuelo y un sentimiento de comunidad. Más allá del apoyo emocional, es importante dar prioridad al autocuidado. Una dieta equilibrada, un sueño adecuado, una actividad física regular y unas técnicas eficaces de control del estrés pueden contribuir a regular mejor el estado de ánimo y a controlar los síntomas durante este tiempo.

Hábitos que ayudan a controlar los síntomas